Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1889-1890 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 29 de octubre de 1889
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Romero Robledo
Número y páginas del Diario de Sesiones: 30, 901-902
Tema: Duración legal de las actuales Cortes

Dos motivos de felicitación me han dado las palabras corteses que acaba de pronunciar el señor Romero Robledo.

Consiste el primer motivo en la duda que asalta a S.S. y a todas las oposiciones, en cuyo nombre ha hablado S.S., tomando, al parecer, su dirección, acerca de la duración legal de estas Cortes, que no son por cierto las primeras que han funcionado dentro de la Constitución actual, porque esto prueba, para bien de estas Cortes, que han alcanzado una duración que no alcanzaron ningunas otras desde que rige la Constitución de 1876. Primer motivo de satisfacción para el Gobierno y para las Cortes y para el país.

Consiste el segundo motivo en el ofrecimiento que S.S. hace de ayudar al Gobierno, primero para la aprobación del proyecto de ley de sufragio universal.

Muchas gracias doy en nombre del Gobierno al Sr. Romero Robledo por esa actitud patriótica y por ese ofrecimiento, que acepto con mucho gusto en nombre del Gobierno. Ésta es la manera de que las Cortes den resultados prácticos, y lo es también de que el sistema constitucional representativo y parlamentario no se desacredite, y antes por el contrario, se confirme cada día más que es el sistema que todos debemos sostener, porque es el que nos rige y porque es el que debe continuar rigiéndonos.

Y voy ya a contestar a las preguntas del Sr. Romero Robledo.

¿Qué duración han de tener estas Cortes? Pues la duración que les marca la ley fundamental del Estado, que está terminante y no admite interpretación ninguna, porque dice así, sin ambages ni rodeos y de la manera más breve posible y al mismo tiempo más clara: "Los Diputados serán elegidos por cinco años". Pues cinco años han de ser cinco años (Risas), porque aquí no se habla de legislaturas. Ya sabe el Sr. Romero Robledo que hay años económicos, que hay años judiciales, que hay años naturales; pero no sé yo que haya años parlamentarios, ni yo lo he visto en ninguna parte hasta ahora, ni la Constitución dice nada de eso. (El Sr. Romero Robledo: Tampoco dice nada de años económicos). Pero si son necesarios los años económicos, se establecen, y eso es lo que hace la ley de contabilidad. De manera que hay años económicos, porque la ley de contabilidad lo dice; pero no hay años parlamentarios, porque no hay ley ninguna que hable de ellos.

De modo que, en mi opinión, las Cortes, según la Constitución que nos rige, han de durar cinco años, salvo el uso de la Regia prerrogativa, que puede disolverlas dentro de esos cinco años, como ha sucedido hasta aquí. Por tanto, por el uso de la Regia prerrogativa pueden ser disueltas las Cortes en cualquier momento; pero a mi entender, la vida legal de las Cortes no puede terminar hasta que se cumplan los cinco años, porque los Diputados son elegidos por cinco anos.

El Sr. Romero Robledo me ha hecho otra pregunta: ¿qué fines se propone el Gobierno cumplir durante la vida legal de las Cortes y salvo el uso de la Regia prerrogativa? Lo ha dicho S.S.: legalizar la situación económica; y aparte de la iniciativa de los Sres. Diputados y de otros proyectos de ley, importantes todos desde el momento que han de referirse a puntos objeto de ley, aparte de todo esto y como preferente atención, la aprobación de la ley del sufragio universal, y la aprobación del sufragio universal, créame el Sr. Romero Robledo, cuanto antes, porque dado, señores, el sistema de discusión que hay en este país, dada también la importancia de la ley, no quiere el Gobierno que salga sin discusión; desea, por el contrario, que se discuta, y no sentirá que se discuta [901] mucho, porque así lo exige su importancia, y por tanto, es necesario que nos preparemos con tiempo para que no haya dificultades y para que la ley quede terminada antes de que concluyan estas Cortes; porque el propósito del Gobierno es, en todo caso, que el proyecto de ley quede aprobado antes de que quede terminada la vida de estas Cortes. (El Sr. Romero Robledo: ¿La víspera?). ¡Ah, Sr. Romero Robledo! No; pero eso dependerá de las oposiciones; y luego, tenga en cuenta S.S. que hay dos Cámaras, y que después que esté aprobado aquí el proyecto de ley del sufragio universal, tendrá que pasar al Senado, y entretanto podremos ocuparnos nosotros de proyectos también interesantes para el país, pero que no han de exigir tanto tiempo de discusión. Por manera que, aunque hubiera dos legislaturas, no perderíamos nada con empezar ahora a discutir el sufragio universal y con dar la preferencia que merece a este debate.

Ahora, que si el Congreso aprueba el proyecto de sufragio universal, y si lo aprueba el Senado, estas Cortes no vivirían, o por lo menos no tendrían una vida moral con aquella autoridad que es necesario, es evidente. Por eso es bueno que armonicemos las cosas de manera que el proyecto de ley electoral quede aprobado cuando estas Cortes terminen su vida legal. Pero ¿es que queréis que sea antes? Pues al Gobierno no le pesa eso, porque entonces se tendrá, la seguridad, antes de que termine la vida legal de estas Cortes, de estar terminada la ley electoral, que la cree el Gobierno esencial.

De manera que nosotros nos proponemos dar toda la importancia que merece el debate relativo al proyecto de ley electoral; si se acaba antes de que termine la vida legal de estas Cortes, corriente, se acabará y concluirán las Cortes; pero como me temo que ese debate no se ha de acabar tan pronto como el señor Romero Robledo cree, bueno es que dispongamos de tiempo por delante; que en último resaltado, si el Congreso aprobase pronto el proyecto de ley de sufragio universal, todavía, antes de promulgar la ley, podía haber tiempo para que las Cortes realizasen algunos trabajos importantes para el país, y con lo cual no perderían nada ni las oposiciones ni la Nación. Me parece que he contestado explícitamente y de una manera franca y leal a las preguntas que en los mismos términos me ha hecho el Sr. Romero Robledo, y desearía que S.S. quedase satisfecho de mi contestación. [902]



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